lunes, 8 de noviembre de 2010

London...









Al aire brioso de lo que la historia dijo
sobre mis pies, en esa isla, me sentí ya prisionero
dudando si lo que miraba, tan altanero,
era un recital de cultura condenada
por ladrones, absolutos, que robaban
la historia ajena ya envejecida
sobre una vida carente de pasado.

Y aun así no salgo de mi asombro
por el placer de mirar tanto despecho
la hermosura de mezclas vivas, es un hecho,
en el regazo de un suelo lleno de piratas
con tantas flores como balcones silenciosos
que limitan la belleza, por la lluvia
como algo que desdice tal proeza
en sumatorio continuo de tantas razas.

Así es o me parece intuir este lugar,
como la cabeza de un alfiler, redondeada,
perfecta para lucir en cualquier parte,
incomoda para tener de acompañante,
de punta altanera siempre anhelante
difícil de guardar si hay motivo
robada a otros que hicieron de ella, arte.

1 comentario:

Desvanecerse dijo...

Hay muy pocos en la vida que no hayan hecho lo que hace todo el mundo.

Hasta el arte de guardar se considera tal.

Besotes
Manino