miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mujer sin corazon.






Sobre un suelo que no se acaba
de nada vale que tenga corazón
apretando con odio la ausencia,
en el sueño cautivo, yace el olvido.

Sin color, sin dolor, sin suerte
encogido el coraje, grita la evidencia
sin agua de vida que asuste a la muerte
la vista se pierde, en la desesperanza.

Que malo es morir sin apariencias
sin Madre, ni Padre, ni hijos que lloren...
solo la piedad, desnuda de complejos,
sobre el suelo, como un trapo con jirones.

Mas valiera no ver dicha opacidad
concretar la vista en la lejanía
olvidando la mujer de roca negra
sobre su añil de despedida...

Y aun así, la vergüenza extraña la imagen
sin contemplar lágrima alguna que mire,
sobre un adiós andante sin ruidos, cierto es,
que nadie vale mas, que lo allí caído.

lunes, 8 de noviembre de 2010

London...









Al aire brioso de lo que la historia dijo
sobre mis pies, en esa isla, me sentí ya prisionero
dudando si lo que miraba, tan altanero,
era un recital de cultura condenada
por ladrones, absolutos, que robaban
la historia ajena ya envejecida
sobre una vida carente de pasado.

Y aun así no salgo de mi asombro
por el placer de mirar tanto despecho
la hermosura de mezclas vivas, es un hecho,
en el regazo de un suelo lleno de piratas
con tantas flores como balcones silenciosos
que limitan la belleza, por la lluvia
como algo que desdice tal proeza
en sumatorio continuo de tantas razas.

Así es o me parece intuir este lugar,
como la cabeza de un alfiler, redondeada,
perfecta para lucir en cualquier parte,
incomoda para tener de acompañante,
de punta altanera siempre anhelante
difícil de guardar si hay motivo
robada a otros que hicieron de ella, arte.