sábado, 19 de octubre de 2013

Llorar al sentir la vida...

Las emociones caen a lomos de una lágrima viva
y sobre la senda húmeda que aparece
nace un silencioso momento esperanzado.

No sé el sentido que trae con su caída
ni el demonio que desata tal euforia
solo me dejo desdeñar por la ventana
que se abre, tras la huida sin rencor, de dicho lloro.

Quizás en toda esa tropelía amargada
de lánguidos y lacios deseos descarnados
retuerzo la vida que me toca desatada
al compás de deseos ocultos que no salen.

Es muy duro ser fiel a un corazón sencillo
por el que la sangre lleva mensajes y sorpresas
dejar que el león se convierta en otra presa
es vivir entre telares de amores descosidos.

El cuerpo se deshace de la paz más sumergida
y libera tantos y tantos miedos, en su caída,
que soltar un alivio indiferente y sordo
maldice la debilidad mas contenida.

Y al secarse esa gota que renace
deja señales de su paso y su sentido
barricada donde esconder, la rabia de lo vivido.