Se apago la luz, de mis mejores días,
se acabó, cortando cicatrices...
yo, perdido entre sus ojos sin brisa
soledad con oscuridad atormentada.
He perdido la conexión inacabada
y sobre el paño de vivir un nuevo día
me he dejado quitar el pomo de mi espada
por morir de inquina tan deprisa.
Y no se hasta donde he de hacer
que los vientos que ondean mis recuerdos
me hagan ser la luz que el me dio al nacer
entre escombros de pan y huertos.
Seré, un cangilón de sus voces y sus besos
sin el, llenare el espacio con su aroma a muerto
dejare, que mis entrañas se pudran de deseo,
el deseo de tenerle siempre en mi, perpetuo.
Con mucho cariño. Mi pana.