domingo, 27 de enero de 2008

sin testamento...

Se murió, mi sauce, lentamente
dejó que sus raices se soltaran,
que su corteza, cayera suavemente
y sus hojas perdidas, volaran.

Se murió sin decirme la respuesta,
su secreto, inmobil y sereno,
se llevó, su paz amortiguada,
una duda que dejó sobre el terreno.

Y me dejó sin contarme los detalles,
sobre el frío de la noche y sus silencios
ya no quedan pensamientos generosos
todo queda en el interior del muerto.

Ni una sola palabra en despedida
ni un adiós compartido con un llanto
ni palabras perdidas en los miedos
ni una queja al marchar, en su partida.

Solo leña ... sobre el suelo, desmembrada.

jueves, 10 de enero de 2008

Pescador de invierno







Miro al pescador raspando,

el casco de su barco, seco,

conchas, de sal, sobre pintura muerta,

en un invierno, peinado, de vientos

que revuelven los caminos del Mar

dejando las leyendas de navegantes

al abrigo de un fuego de chimenea.



Ahora, en tierra, el pescador se ahoga

y con un cincel desgatado, rabioso, golpea

la panza de su barco adrizado

en suelos que no contienen sal para flotar

ni laberintos lejanos sobre olas de espuma,

barco pintado de desechos colores

al fin y al cabo flotador y pescante.


Ya llegará pronto la hora de flotarlo

una vez acabada su limpieza envenenada,

juntos, irán al puerto y a su ensenada

danzando, prematuros, el baile del navegante

para nacer de nuevo, sobre la sal del agua,

en busca del pescado de su vida

con su redes, su timón y con sus velas.