lunes, 29 de octubre de 2007

Sal de mar






Alguna vez he observado

el transito oscuro de la espuma sobre la arena,

sentado cerca de las olas, en un día acabado.


Y de su recuerdo me permanecen

los brillos cristalinos que se forman

y las idas y venidas de las olas,

con su murmullo ligero, lleno de sal.


Parece que empieza el momento de escuchar

ese universo lento y descansado,

dejando que las aguas mojen los pensamientos.


Y la vista, dormida sobre el horizonte,

cambia toda una vida, por un instante de paz,

olvidando en el transcurso, que algo más existe,

que no sea un mar tan cercano como extenso.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya que no te leo como debiera, presumo de saber que lo que me no solo eta bien, porque los genios solo crean genialidades.
Besos
Manino