Ya no hace falta que cale, en ti,
el agua de la lluvia.
Que sobre tu piel amarga
patine el cristal del agua.
No me importa tener que secar
tus pelos mordidos por el vendaval
y después quitarte, con paciencia,
la pintura del frio que contienes.
Estoy hecho de serrín seco
por lo que absorbo todas tus humedades
dentro de un abrazo de amor
contenido, sobre briznas de pino.
Es así como mantengo caliente
tu presencia, sobre mi pecho de madera
dejando que el vicio liquido del agua
abarquille las virutas que te cuidan.
2 comentarios:
Empecé a sospechar cuando un hombre me dijo que tenía cara de camello, cuando me lo dijo otro lo confirmé.
Nunca he sabido aparentar.
Besotes
Manino
Vivir y alimentarse solo de recuerdos, es enterrarte en vida.
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