Dejaste caer el plato
para que se hiciera mil pedazos
mil razones para perder
tanto de lo que contenía.
Dejaste la jaubla abierta
por donde escapan los pájaros,
tan abierta, que era difícil
no escapar con alas muertas.
Dejaste que otro robara
la esencia guardada en orbe,
tanto esfuerzo de custodia
para perderlo sin reproche.
Dejaste de querer al rey
otros tesoros fundian tu aliento,
no vale esperar con paciencia
tu rey, pasmado, ha muerto.
2 comentarios:
Son las razones de la sangre que señalan siempre los límites de la realeza.
Sangre de su misma sangre.
Besotes
Manino
Hola guapo!!! Si, si soy yo, a la que pusiste falta por no entrar en tu página... pues aquí me tienes. Sigue así, besos.
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