Ensartado el pez
ya solo la caña tira
el mundo se encuentra en su sitio
obligando al destino
a ser anzuelo y cebo.
Ya no puede el misionero
andar por tierras extrañas
ni el pájaro volar
ni el animal ser animal
ni la aguja coser
ni la tela ser cosida
ni el ímpetu terminar
lo que su fiereza le obliga
sin deja escondida el alma
en el desván de las mentiras.
No dudo que no exista la vida
ni el beso sincero dado
ni la paz en la memoria
ni los tiempos regalados
ni la pareja perfecta, a tu lado.
1 comentario:
Creo que te acercas temerariamente a la poesia perfecta...
Besos.
Publicar un comentario