“No sé quién soy, ni quién quiero ser,
Pretendo y eso ya es bastante”….
Sobre la arena de una playa de olas lentas,
camino despacio, con ruego pensativo.
Llevo mis sueños como horda en compaña
y unos buenos pies para el paseo.
Me turba, la escasez de olas rompientes
y el cristal de mar que refleja, incomodo,
barcos pesqueros, niños y flotadores
sobre la luz de un sol que comienza su abrazo.
Nada es habitual y si me vuelvo y observo,
obtengo una mirada espesa de montañas…
Esas que abrazan a un pueblo
enfermo de guiris y de escaleras.
Más allá, está el camino de vuelta
aquel a coger cuando el cuerpo,
rozado por el sol sobre la playa
se acostumbra a la arena y la sal…
Aquí y ahora me mantengo, herido de sol,
dominando una de tantas umbrelas
pinchadas a un suelo abrasador
martirio para pies descalzos…
…ya queda poco para volver
seguro, por detrás de esas montañas…
y regresar ahora salado, para pisar
suelo asfaltado sin sal y sin arena.
Aún así, de esta manera, mi mente,
siente vibrar un corazón ardiente
lleno a rebosar de pensamientos,
aquellos, donde tu siempre estás…