Estoy casi ciega
Y la luz que recojo diariamente
no me compensa
Ya soy vieja para las vanidades
de los tiempos de Otoño,
Invierno, Verano y Primavera.
No me maltratan las costumbres
ni los niños malos me destierran.
Ya no puede el malo agonismo
ensuciar con negro mi blanca piedra
Canto a la luz con la brisa
notas, canciones de sirenas
el color de mi explanada
es una canción completa.
Partitura de estribillos constantes,
una vuelta, otra vuelta.
Y esta música me hace ver
luz de compañía entre las nieblas.
Tengo a Isabelita a la Izquierda,
mi pequeña hada negra
la que canta con los pájaros
un soneto a la inocencia.
De frente, en Piu mosso, la Iglesia,
solemne, me abraza entera,
y recoge entre vanidades
a los que pasean por ella
haciendo que las farolas
hagan compases de escenas
soñando protagonistas
entre tiempos y entre esperas
que no son silencios marcados
que son constantes morfemas.
Esferas de notas naturales,
negras, blancas y semicorcheas.
Notas que desfilan con la luz
de un belleza que se balancea
como los niños trotones
y sus pinturas de cera.
Así soy y aunque ciega, veo,
luces que son Dios, alma, vida y realidades
Música para un lugar
nudo de todos los andares.